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miércoles, 6 de junio de 2012

Abanicos de novia: tradición y modernidad

Como estamos en plena temporada de bodas, es buen momento de dar un repaso al uso que las novias pueden hacer de ese complemento de moda tan tradicional que es el abanico.
El abanico de mano vivió su época de esplendor en los siglos XVIII y XIX, convertido en un artículo de lujo imprescindible. Magníficos artesanos abaniqueros, preciosos materiales y renombrados pintores se afanaban en producir auténticas joyas que iban a parar a las manos de las damas de la aristocracia y la realeza.
En la misma época empezaron ya a fabricarse versiones "low cost" con varillajes de madera más modestos y países grabados o litografiados en lugar de pintados, con el fin de atender la demanda creciente de este accesorio entre las mujeres de clase media.
En España, tenemos excelentes escuelas de abaniqueros y magníficos ejemplos salidos de ellas, siendo características de nuestra tradición su decoración pintada con escenas costumbristas o motivos florales, aunque también son comunes los países de encaje y tul. Para los que están más interesados en el tema, recomiendo la visita de varios museos, el Museo del Abanico en Londres, el Museo de la Vida del Palacio de Aranjuez, que recientemente nos descubrió Maria José, una de nuestras amables lectoras encargada de las visitas guiadas al mismo, el Museo de Historia de Madrid o el Museo Nacional de Artes Decorativas.
Entre los diferentes tipos de abanicos que nos han alegrado la vista y el espíritu en toda su historia -de señora, de señorita, de caballero, de invierno, de verano, de mañana, de casa, de teatro, de luto, de bolsillo, etc.- sobresale el abanico de novia. En tonos blanco o marfil para la ocasión, es un accesorio histórico recuperado para la boda como un complemento más del atuendo de la novia.  Da, además, muchísimo juego en las fotografías de boda.
Ya sean los modelos más sencillos, de simple baraja de madera lacada, o los más exquisitos con varillajes de hueso, nácar, carey o marfil y países de seda o encaje, no pueden faltar en una boda de verano.
Yo siempre recomiendo a las novias invertir en un abanico artesano -ya sea antiguo o moderno- bien trabajado, de buenos materiales y bellamente decorado. De esta manera, se conserva un bonito recuerdo de ese día, un valioso objeto que se queda en la familia y que pasa de generación en generación y, por último, -expuesto en una bonita abaniquera- un objeto decorativo único.
Todos los que veis ilustrando esta entrada son abanicos de novia realizados a mano en España y están a la venta en la tienda de Avenio.


Buenos días y buena suerte.

2 comentarios:

  1. Unos abanicos preciosos, el primero es fantástico. Saludos!

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  2. Gracias. Sí, tenerlos en las manos es todo un lujo. Buen fin de semana

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