By Pedro Crespo
Una tarde de domingo es siempre una tarde de cine, ¿a que sí? Han coincidido en los cines dos películas dirigidas por dos de los directores españoles con mayor capacidad creativa y maestría en la utilización de la imagen, Daniel Sánchez Arévalo y Alex de la Iglesia.
Alex de la Iglesia es el
cineasta de la desmesura. En muchas de sus películas ha sido capaz de crear
unas historias originales, en algunos casos muy bien desarrolladas, pero casi
siempre se lanza al gran espectáculo, al exceso de violencia o a lo que se ha
denominado “gran guiñol” al que tan dados eran algunos grandes directores
norteamericanos en los años 60 y 70 (Me viene a la cabeza Robert Aldrich y su ¿Que
fue de Baby Jane?) O lo que podrían ser los esperpentos valleinclanescos.
Ha tenido aciertos, como La
comunidad y El día de la bestia y otras experiencias menos afortunadas como
Balada triste de trompeta o la que ahora me ocupa, Las brujas… En este caso,
además, parece influido por una película americana, Abierto hasta el amanecer
(From dusk till dawn, 1995, dirigida por
Robert Rodríguez) incluso por un cierto toque Tarantino.
Lo cierto es que la película
se deja ver hasta que los protagonistas llegan a Zugarramurdi. Pero de todo lo
que hace referencia al aquelarre, la fiesta final, e incluso el epílogo, solo
se salva la presencia de Carlos Areces y Santiago Segura en dos personajes
travestidos.
Tampoco la interpretación me
parece destacable, con una Carmen Maura que pocas veces me ha gustado menos.
No obstante hay que decir
que existe una clara división de opiniones respecto a esta película. En la revista
especializada Fotogramas, entre las opiniones de los lectores, curiosamente, se
encuentran tantos que le dan la máxima calificación como la mínima.
Daniel Sánchez Arévalo tiene
una larga carrera como guionista y director de cortometrajes. Incluso uno de
estos, Física II estuvo preseleccionado para ser enviado a competir por el Oscar. Y le gusta desarrollar en sus
largometrajes ideas que estaban en algunos de sus cortos. Así, el mencionado Física II dio lugar a su primer largo, Azul oscuro casi negro y otro, llamado
Traumatología, ha generado La gran familia española.
Si hace 50 años una comedia
dirigida por Fernando Palacios, La gran familia, nos daba una imagen de la
familia española en esos años, la que ahora nos presenta Sánchez Arévalo, lo
hace sobre la familia actual. Muchas cosas han cambiado en España. No solo la selección española
de fútbol gana competiciones internacional, sino que también ha cambiado el concepto de familia. Padres
separados, hijos que se van de casa y vuelven,
bodas planteadas como un espectáculo,
el desencanto de los personajes masculinos, que ya no son el padre
pluriempleado para sacar adelante su familia numerosa. Todo eso está en la
película, con un tono de comedia, pero con un toque de profundidad.
El gran acierto de esta
película reside en su utilización de un lenguaje cinematográfico moderno y una
interpretación creíble donde destaca el lenguaje de los jóvenes. Entre los intérpretes están Antonio de la Torre, Quim Gutiérrez
, Raúl Arévalo, Hector Colomé, habituales de este director, y otros menos
habituales como Patrick Criado, (popular
por Aguila Roja), Verónica Echegui, Roberto
Álamo, Arancha Martí o Miquel
Fernandez. Todo el conjunto está muy bien.
Creo que lo que le falta a
la película es un poco más de trabajo con el guion, para limar algunas cosas
que más parecen remitir a una reunión de amiguetes (ese era el defecto de la
película anterior de este director, Primos), como el personaje de Raúl Arévalo,
quizá un homenaje poco afortunado al camarero de El Guateque (1968, Blake
Edwards).
Podéis ver los cortos de
este director en You tube. Valen la pena. Feliz domingo.
Muy buenas, no he visto todavia ninguna. Espero hacerlo, Gracias por la informacion.
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